La delicada operación que debió atravesar en diciembre el presidente de Brasil reavivó los interrogantes sobre la salud del mandatario, de 79 años, no solo por su disposición para enfrentar la segunda mitad de su tercer gobierno, sino sobre su aptitud para competir por un nuevo mandato en 2026.
La prensa brasileña y algunos analistas trazaron un paralelismo entre la situación de Lula, quien eventualmente comenzaría una cuarta presidencia en 2027 con 81 años, y el mandatario estadounidense, Joe Biden, cuya condición física deteriorada fue cuestionada y expuesta durante la campaña presidencial este año, de forma tal que lo forzó a desistir en medio de la carrera.
Lula suele mostrarse vital en sus redes sociales, compartiendo sus rutinas de ejercicio. Se casó poco antes de disputar la presidencia en 2022 con la actual primera dama, Janja da Silva, 20 años más joven, a quien suele citar como fuente de su supuesto rejuvenecimiento.
En 2011 fue diagnosticado con un cáncer de laringe que superó con un tratamiento de radio y quimioterapia. En tanto, en 2023 pasó por una cirugía invasiva en la que se le colocó una prótesis para atacar frecuentes dolores de cadera.